Rss Feed
  1. El muñeco - Daphne du Maurier

    martes, 3 de enero de 2012









    Traducción de Marian Womack
    Prólogo de Pilar Adón
    Editorial Fábulas de Albión
    ISBN: 978-84-939379-0-4
    Octubre 2011




    Hay quienes sentimos una especie de rechazo visceral, instintivo, e irracional fascinación hacia los muñecos
    (los de trapo o corte naïf no cuentan para el caso). Cuanto más realistas, peor. Y ya si son de tamaño natural, esa incomodidad que provocan roza casi el delirio...
    Es por eso que en esta selección de relatos, que el nuevo sello editorial Fábulas de Albión nos ha brindado a los lectores pirrados por la novela gótica inglesa, uno de los que más impresionan es el de El muñeco (c.1928).
    Daphne Du Maurier (1907 - 1989) acertó de pleno. Es aterrador. De solo recordarlo, me ha recorrido un escalofrío por la espalda. Ciertamente no es el primer relato que se escribe sobre muñecos, ni será el último*. Los muñecos, que en principio remiten a la infancia y a unos valores tan positivos como la inocencia, la diversión, la compañía, se trasforman, en los terrores de la madurez, en algo tan negativo como la venganza, los celos, el abandono y la desconfianza. Ésta la historia de una obsesión, como en tantos escritos de du Maurier. La tensión se hace insoportable hasta que el lector descubre, al mismo tiempo que el narrador, qué es lo que sucede con la apasionada, comedida y carente de alma Rebeca (un nombre muy conocido por los seguidores de lady Daphne). Es perturbador.

    Y no es el único relato de esta selección capaz de rozar las telas más sensibles del cárdias. Hay un grupo que toma como punto de inflexión las relaciones entre hombres y mujeres, siempre desde la perspectiva femenina, que inquietan al más pintado: "Una diferencia de carácter", "Frustración", "Gato doméstico", "Y sus cartas se volvieron más frías" o "Nada duele mucho tiempo"...
    Además, quienes se entusiasmaron con la lectura de Rebeca (1938) encontrarán bastantes guiños en esta selección, en relatos como "El muñeco" o "El Valle Feliz", una especie de Manderley soñado. Así como también la esencial simbología que Du Maurier le otorgaba a la naturaleza (ay, los rododendros) y al mar, ese mar capaz de desequilibrar y de provocar visiones futuristas, siempre sembrado de vida y muerte.



    Como señala Pilar Adón en su magnífico prólogo, ningún personaje se libra de las sombras. ¡Y cuánta soledad, deseperanza y desolación trasmiten estas mujeres! No es un terror para mirar bajo la cama, cada noche, en las tinieblas de un dormitorio, sino un terror diario, común, oculto bajo los plieges de la piel. De todas las pieles.


    En la narrativa corta de Daphne Du Maurier hay muchas cosas que contar, pero que no están concebidas para explicar, lector. Las explicaciones tendrás que hallarlas tú mismo en su lectura.
    Yo, por mi parte, no revelaré nada. Solo me cabe corroborar lo que Julia asertaba en su reseña sobre esta obra (¡¡Libros, libros!!) , desearte feliz lectura... ¡y que los fantasmas cotidianos no perturben tu sueño!




    *
    Son muchos los autores que han aprovechado esa fascinación para crear relatos de terror: Mérimée (La Vénus d´Îlle, 1837), Thomas Hardy con Bárbara de la Casa de Grebe (Barbara of the House of Grebe, perteneciente a A Group of Noble Dames, 1891), Vernon Lee y La muñeca (The Doll, apareció como The Image en The Cornhill Magazine en 1896) o Algernon Blackwood (La muñeca,The Doll, 1946). Ann Rayd, en su novela Los que vivimos, hacía que su protagonista, Kira, besara estaduas siendo adolescente... Por no mencionar a Chuky, el Muñeco Diabólico (Child´s play, 1988: Tom Holland) o a Pinocho (Carlo Collodi, 1882-1883), si bien éstos andan muy lejos de rozar tan siquiera la perfección...