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  1. Billy Budd, marinero - Herman Melville

    lunes, 29 de marzo de 2010

    Billy Budd, sailor (1891, publicado en 1924)
    Herman Melville


    Traducción de José Rafael Hernández Arias
    Editorial Valdemar, Madrid, 2008.
    Págs. 159 - 282


    Por sorprendente que pueda parecer, he "recalado" en Herman Melville a través de Elizabeth Gaskell. Estaba hace algunas semanas leyendo Los amores de Sylvia (Sylvias´s lovers, 1863) y me picó la curiosidad por la caza de la ballena... Así que, ni corta ni perezosa, de Monkshaven (ambientación ficticia de Whitby, Inglaterra) viajé sin transición hasta Nantucket (EE.UU.) para embarcarme en el Pequod e ir en busca de Moby Dick. Tanta fue la necesidad que no llegué ni a acabar la novela de Gaskell, y como Moby Dick me entusiasmó, seguí leyendo a Melville. Escogí Billy Budd al azar, ¡y cual no sería mi sorpresa cuando de nuevo me remitió a la novela de Gaskell! Y es que Billy Budd y Los amores de Sylvia se sitúan cronológicamente a finales del siglo XVIII en Inglaterra (Melville ambienta su historia en el verano de 1797; Gaskell amplia el periodo a varios años, pero la acción da comienzo en 1796), y ambos tocan el tema de las levas inglesas que se llevaron a cabo para guerra naval contra Francia. A Sylvia Robson le cambian la vida y Billy Budd es reclutado mediante una leva para alistarse en el "Bellipotent". Es decir: a ambos protagonistas las levas inglesas de finales del XVIII les afecta de forma directa.
    Así que ya véis: por el tema de la caza de la balleza que aparece en Los amores de Sylvia leí Moby Dick, que me entusiasmó tanto que continué leyendo a Melville con Billy Budd, que a su vez volvió a remitirme a Los amores de Sylvia debido al tema de las levas inglesas de finales del XVIII por orden del
    rey Jorge III (1760-1820). ¡Así es la literatura!


    Billy Budd no es un relato aburrido. ¡No hagáis caso de quienes lo proclaman sin haberlo leído hasta el final y tratad de descubrirlo por vosotros mismos! Me he encontrado con muchos lectores que han condenado esta obra de "pesada", pero eso solo se debe a los primeros capitulos, aquellos en los que Melville hace una disertación sobre las causas históricas que provocan el reclutamiento de Billy por las levas (capítulos III y V, inclusives). Pasado ese Rubicón, se nos presenta el carácter moral de los tres personajes principales: Billy Budd o Baby Budd (descrito en caps. II, IX y a lo largo de la narración), el capitán Honorable Edward Fairfax Vere (descrito en caps. VI y VII), alias "Vere el Estelar" y John Claggart, alias Jemmy el Piernas, suboficial y maestro de armas (caps. VIII, XI y XII).

    Es una de las historias más simples que se pueda imaginar y, sin embargo, t
    iene una complejidad asombrosa a causa de los rasgos morales, políticos y teológicos que plantea. Los tres personajes citados corresponden a una tipología humana de carácter simbólico. Además, las referencias a personajes y situaciones bíblicas es omnipresente, pero no es lastrosa, sino que sirve para darle mayor carga moral a los personajes y sus reacciones.

    Claggart es quien parece más interesante por su manía insana hacia Billy. De forma inevitable cae mal: es irracional y se deja arrastrar por una envidia depravada, absurda. Está enfermo, de la misma manera que lo está el capitán Ahab con respecto a Moby Dick. Y ambos personajes no dejan de ser fascinantes (Claggart, que conste, no tiene tanta categoría como Ahab). La conciencia de Claggart es de las que hace "ogros de enanos"; esa clase de tipos que permiten que el Destino se desate por un plato de sopa derramada. Físicamente es tan hermoso como Billy. Es más inteligente, más culto y tiene más mundología que Billy... ¿por qué odia entonces al joven marinero? ¿Por su inocencia? ¿Es Claggart un ángel caído que envidia a un serafín por su estado de gracia e inocencia, porque nunca ha sido mordido por la serpiente de la malicia? Sí. Claggart quiere ser como Billy Budd, pero su propia naturaleza se lo impide. ¡Fatalista y estúpido Claggart, que prefieres acabar con el enemigo y seguir siendo un miserable a tratar de mejorarte a tí mismo tomando ejemplo de lo que es digno de admiración!

    Con todo, y no obstante la indudable atracción que provoca la irracionalidad de Claggart, creo que la esencia de la obra se halla en las actitudes de Billy y el capitán Vere, tras la accidentada muerte de Claggart.
    Las actitudes del marinero y el capitán son ambigüas, todo resulta ser demasiado relativo cuando se pretende juzgar a ambos personajes, no siendo éste el caso de Claggart. ¿Acaso Billy Budd es demasiado estúpido dentro de su inocencia e ignorancia? Sí. Es un simple, un alma cándida, sin mácula. Si hubiera sopesado las consecuencias que acarrearía su golpe mortal puede que se lo hubiera pensado dos veces: pero carecía hasta de la malicia de la previsión. Y además, "¿qué podían saber Billy sobre los seres humanos, si su contacto estaba limitado a simples marineros?" (atención a la descripción que realiza Melville en el cap. XVI sobre los mismos, no tiene desperdicio). ¿O acaso es que el capitán Vere es demasiado egoísta, un impulsivo capaz de sacrificar a un inocente por miedo a la rebelión? En parte, este miedo tiene justificación: la historia se desarrolla durante el verano de 1797, y teniendo en cuenta que los motines de Spithead y del Nore fueron en abril y mayo respectivamente... Otros aspectos le salvan del odio absoluto por parte del lector: su conciencia del asunto ("Golpeado mortalmente por un ángel de Dios! ¡Ahora el ángel tendrá que ser colgado!") y las últimas palabras de Billy.

    De todas formas, el narrador nos da la clave en el primer párrafo del capitulo VI: "A bordo del setenta y cuatro cañones (...) muy poco en el comportamiento de los hombres y en la actitud de los oficiales podría sugerir a un observador ordinario que el Gran Motín había sido un acontecimiento reciente". Es decir, que el miedo estaba instalado de antemano en la mente de Vere, inducido por Claggart: no existía una amenaza real.

    De todo ello queda clarísimo, eso sí, que sobre la Tierra el Mal triunfa sobre el Bien. Para Melville el Hombre está marcado por el hereditario pecado original y lo viene arrastrando desde que Adán mordió la dichosa manzana del Árbol de la Ciencia. Una marca que le determina y que distorsiona su existencia, sin remisión.
    Y eso ya lo demostró con creces en Moby Dick.
    Pese a ello, jamás rigen las leyes divinas sobre las humanas. Y si lo hacen, tarde o temprano las humanas prevalecerán. ¿Qué importa que Billy Budd sean un ángel? ¡Hay que colgarlo! Melville a este respecto es bastante astuto y, en el capítulo XXVI, nos deja con la duda de si la muerte real de Billy fue causa de la soga o de una especie de fuerza de voluntad o eutanasia: ¿quién le administra esa eutanasia a Billy? ¿La fuerza de voluntad pudo ser insuflada por la divinidad? La duda queda ahí.

    Hay un personaje que me resultó muy atrayente. Es el viejo veterano danés que había formado parte de la tripulación del Agamemnon, a las ordenes de Nelson. Un hombre "parco en palabras, lleno de arrugas y con unas cicatrices honrosas" en su cara de brujo, que le da consejo a Billy a más de ponerle el sobrenombre de Baby, y que es conocido en el Bellipotent por el apodo de "Al-abordaje-entre-el-humo" ("Board-her-in-the-smoke", capítulo IX).

    Finalmente solo señalar que se me queda una espina clavada: la balada que le da punto y final al relato quiebra de mala manera el clímax. No deja de ser útil, pues demuestra que los marineros ni juzgaron a Billy -¡ni tan siquiera se enteraron de los acontecimientos!- ni le despreciaron por su muerte. ¡Ay, pero si hubieran sabido la verdad! Acaso se hubieran amotinado para cargarse ellos mismos al Piernas, en plan Fuenteovejuna..., si bien es cierto que de seguir con vida Claggart, Billy no habría sido condenado.

    El cordero sacrificado al Mal.
    La Ley del Talión.
    Justos por pecadores...


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