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  1. Reflejos de luna - Edith Wharton

    martes, 23 de marzo de 2010

    The glimpses of the moon (1922)
    Edith Wharton



    Ediciones B, Barcelona, 1996.
    Traducción de Monserrat Serra
    ISBN: 9788440646934

    También titulado La soñada aventura.
    Editorial Juventud (Colección Universal), Barcelona, 1994.

    Traducción de Ernesto de los Reyes
    ISBN: 8426128025


    Edith Wharton publicó esta novela en agosto de 1922, casi un año después de haber recibido el Premio Pulitzer por La edad de la inocencia. Como en gran parte de su obra, el tema de esta novela se centra en el matrimonio y en la presión que la sociedad ejerce sobre el mismo, acabando casi siempre con las posibilidades de felicidad entre las parejas que no abogan por el adulterio o el engaño.

    La novela, en referencia al título, se inicia con un reflejo de luna sobre
    un lago donde Susy Branch y Nick Lansing pasan su luna de miel. Son dos jóvenes pobres que vivían holgadamente de la caridad de sus amigos ricos a cambio de compañía y favores. Dadas las circunstancias de sus vidas -Nick vive de escuetas rentas por sus escritos y Susy es dama de compañía-, así como sus fuertes inclinaciones hacia el lujo, enamorarse y casarse no era lo más sensato, pero es lo que hacen, inspirados por Nat y Grace Fulmers, cuyo "matrimonio era una terrible lección contradictoria para la gente joven que se casa, perdiendo la cabeza", y que, no obstante las penalidades, en su hogar "flotaba un ambiente de felicidad que en vano se habría buscado en casa de la más opulenta y mejor avenida de las familias a quienes Susy y Nick ayudaban habitalmente a bostezar"... Sin embargo, Susy y Nick plantean el matrimonio como una aventura, un negocio, una asociación por intereses comunes: pretenden sacarle partido al matrimonio viviendo durante un año una luna de miel a costa de sus amigos, quienes les ofrecen casas y dinero. Al cabo de un año, y si la cosa se pone más interesante economicamente para alguno de los dos, convienen en divorciarse y seguir cada cual por su camino, pues las leyes de Estados Unidos facilitaban el divorcio y "la sociedad se empezaba a mostrar tan comprensiva como las leyes". Es decir: si uno de los dos obtiene una oportunidad de casarse con alguien rico, el matrimonio será deshecho. Sin contemplaciones. Sin contar con el amor.

    Los primeros meses son maravillosos, sí, pero,
    ¿qué puede esperarse de una pareja que, sin apenas ingresos, vive a expensas de los demás, como "pordioseros distinguidos" (Nick, cap. XII), bajo la humillación de ser marionetas del poderoso ricachón que no sabe ni lo que quiere? ¿Qué, cuando los conceptos de moralidad son tan diferentes? "¿Es que hemos nacido parásitos?", se pregunta Nick (cap. X). El amor en sí mismo no admite la frialdad de los negocios.
    No será esa circunstancia lo que les separe desde un principio,
    sino la falta de comunicación y la incomprensión. Pese a que han vivido de forma similar, sus concepciones morales son muy diferentes. Se separan y tratan de regresar a los hábitos de sus antiguas vidas, pero lo cierto es que su experiencia en común les ha hecho mella.

    Es Charlie Strefford quien resume el estado de ilusión que no pude llegar a buen término en una sociedad de posguerra como la de principios del XX:


    "(...) ¿Es que creíais que tú y todos los que dicen las cosas como vosotros os vais a escapar de lo que es ley común y pensábais sobrevivir como unos románticos enamorados, mientras que en torno vuestro todo lo que quiere ser eterno se deshace en pedazos, y los estados de vuestro país que autorizan el divorcio hinchan sus bolsas con los impuestos que por ello cobran?" (Cap. XIV)

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